La Carta de la Semana (13/4/2018): "UNA CENA EXTRAORDINARIA"

Esta semana me han hecho una invitación extraordinaria.

Una amiga me envió un mensaje al móvil invitándome a que viera una película. "Me acordé de ti viendo la película La Cabaña (2017). No dejes de verla y ya me cuentas". No sé si fue por el morbo que le provoca a uno escuchar que alguien se acordó de uno viendo una película o porque los hilos de la realidad me llevaron a ello, lo cierto es que la vi. Y, sinceramente, me pareció una película extraordinaria. Algunos me han dicho que la novela de la que la película es adaptación está mejor. Tal vez, pero lo cierto es que me ha producido un efecto que no quiero dejar de compartir con ustedes a la vez que invitarles a dedicar dos horas de su tiempo libre a verla. 

Hay una infinidad de detalles que quedan grabados tras haberla visto. De todos ellos me quedo con uno. Una comida en una cabaña, con Dios a la mesa; un hombre dolorido por la pérdida dramática de su hija pequeña. Una conversación en la que surge la típica cuestión de por qué hay que decirle a Dios lo que ya sabe por su condición omnisciente. ¿Para qué rezar si ya sabe lo que le vamos a decir, si sabe lo que necesitamos? ¿Qué sentido tiene rezar?

Es una pregunta que responde a nuestra lógica humana. Es una cuestión normal. Todos nos la hemos hecho muchas veces a lo largo de la vida conforme hamos ido creciendo y personalizando la fe. La pregunta no me extrañó. Yo mismo sé la hubiera hecho de haber tenido la posibilidad de tener sentado a la misma mesa a Dios. Lo que me llamó la atención fue la respuesta.

"A nosotros (porque Dios habla en plural) nos gusta conocer la realidad a través de tu mirada, de tus sentimientos". 

La respuesta traduce un infinito respeto a cada persona. Un reconocimiento de que la existencia posee una riqueza subjetiva de la que no se puede prescindir. Que la sabiduría de Dios no anula nunca la realidad peculiar de una experiencia humana. Solo porque la vida se reconoce en la peculiaridad original de cada uno de nosotros, sólo por eso estaría justificado narrarle a Dios nuestra experiencia.

Quien te ama te quiere escuchar. Conoce la verdad; pero quiere reconocerla en tu concreta forma de mirar. Tú eres capaz de dar luz a la verdad.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero


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