La Carta de la Semana (18/08/2017): "POLÍTICAMENTE INCORRECTO"

No suelo dedicar este espacio que me concede la prensa escrita para realizar crítica social, aunque no hayan faltado ganas en el pasado. Pero sí que me parece interesante modificar la metodología en esta oportunidad, sabiendo que puede ser políticamente incorrecto manifestar desacuerdo con una opción libre de un grupo libre que libremente ha decidido hacer ostentación pública de su apertura libre. 
Me refiero a la contraportada de uno de los diarios de la provincia en esta semana que anunciaba el arribo a Canarias de un crucero con más de trescientas parejas "abiertas" que durante su travesía realizaban lo conocido como "intercambio de parejas". El titular decía que llagaba en "Crucero del amor". Me llamó la atención que le dedicaran toda la contraportada. Había escuchado de la existencia de hoteles que cerraban sus puertas a otra opción que no fuera el intercambio abierto de parejas, que se realizaba en ciertos ámbitos o situaciones, pero un crucero, de este tipo, ha sido merecedor de una contraportada entera bajo el titular de crucero "... del amor".
Llamemos a las cosas por su nombre. Distingamos términos cuando nos referimos a conceptos distintos. Porque se corre el riesgo de confundir las churras con las merinas. No es lo mismo amor que sexo. Se incluyen, pero no necesariamente se identifican. Hay que valorar el sexo en su grandeza y su belleza, pero identificarlo con el amor es una pobreza del lenguaje y una confusión cultural sería. Cuando no puede haber sexo por cualquier circunstancia de enfermedad o vejez, por opción de vida o por fidelidad, no significa que no pueda haber amor. Tengo para mí que el titular adecuado debería decir "el crucero del sexo". Porque dando el beneficio de la duda al amor de las parejas que embarcaron, el intercambio es tener sexo con alguien a quien no se ama. 
Tal vez alguien me lea pensando que hago opción exclusiva por la familia tradicional, llamada así por quienes la valoran de manera peyorativa. Mejor diría que hemos de hacer opción por la dimensión genuina del amor. Porque la fidelidad a la palabra dada, la dedicación personal al bien del otro, la entrega sin reservas e incodicional, aspectos integrados en el término amor, se merecen nuestro reconocimiento más entrañable. Si la pareja es el cimiento de la familia, en la que se nace a la vida y se crece con serenidad, la pareja está invitada por su naturaleza a la estabilidad. 
La apelación a la sinceridad y confianza como fundamento de la apertura de la pareja choca con la naturaleza humana. Porque, nos guste o no, como repetía el amargado Dr. House, "la gente siempre nos miente". La fidelidad no es barata.
Hace unos años alguien me dijo que un buen motor no puede estar en un coche barato. 


Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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