La Carta de la Semana (9/6/2017): "UNA «MISIÓN» CON CIMIENTOS"


Los cimientos de un edificio no tienen una especial belleza. Nadie invierte en estética cuando se tata de los fundamentos estructurales de un edificio. Se invierte en seguridad, en firmeza, en consolidación. Es donde no se debe ahorrar, aunque la inversión no es estética, sino más bien ética. Queremos garantizar la sostenibilidad y la solidez de la edificación. Los detalles creativos, donde los arquitectos dejan su huella específica están más arriba. En los ámbitos visibles, en las fachadas, en los dinteles… Más arriba.

En las sociedades y en las instituciones también suele haber fachadas y cimientos. ¿Quién duda de la dimensión fundamental que tiene en la vida en sociedad la educación? No es un aspecto que adorna, sino que fundamenta la dinámica social. La familia es una estructura fundamental, configuradora, esencial…; no es una institución de adorno. Todo cambia si la institución familiar es sólida o líquida. No es decorativa en modo alguno.

Como los cimientos no se ven, podemos olvidar en ocasiones lo fundamental que son en las estructuras. Y traigo este ejemplo a colación de lo que ocurrirá este próximo domingo en la Catedral de La Laguna. Es algo tan extraordinario, como que nunca ha ocurrido en los dos siglos de historia de nuestra diócesis. El Obispo convoca a las monjas de clausura para entregarles un signo de la Misión diocesana.

¿A ellas? ¡Pero si la misión es una tarea de discípulos en salida! ¿No viven ellas encerradas en el monasterio, en clausura permanente? ¿A qué salen y van a la Catedral? ¿Acaso tienen un protagonismo especial en la misión? ¿Van a dejar de ser monjas de clausura durante la Misión diocesana? Nada de eso.

Ocurre, amigos, como con los cimientos. Lo fundamental de la misión no se ve. Lo que sostiene y consolida, lo que fundamenta y garantiza la sostenibilidad de la obra de la Iglesia, no se ve. No está a la luz pública ni es noticiable por espectacular. Ocurre en el silencio de la vida de oración que sostiene, en el Espíritu, la vid de la Iglesia. Cimientos silenciosos y tan necesarios que debemos estar agradecidos por esas vidas de entrega, testimonio público de la grandeza inmaterial del amar de Dios.

La Misión tiene cimientos. Sólidos cimientos.

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