La Carta de la Semana (22/06/2017): "SIEMPRE SE HA HECHO ASÍ"

Esta frase es y no es. Es normal que la digamos en la vida en sociedad, y no es la frase conveniente para generar caminos nuevos y creativos para el desarrollo de la vida en común. La novedad judeocristiana es la comprensión de la historia como lineal y progresiva. No la cíclica comprensión de que la historia se repite, que el futuro ya fue en el pasado, que nada nuevo existe bajo el sol, en la comprensión helénica de la historia. El futuro está delante. El pasado está detrás. No confundir la mirada es muy importante para que el pasado tenga memoria agradecida y el futuro pasión y compromiso. Lo mejor siempre está por llegar. 

La fidelidad es una extraordinaria virtud. Es la heroicidad de la perseverancia, es el don de una libertad entregada, es una caricia comprometida de nuestra condición humana. Ser fieles es una extraordinaria virtud. Pero ser fiel no es ser rígido. La rigidez no es fidelidad, sino una caricatura de la fidelidad. La rigidez de resistirse al cambio y vivir la gramática amarga del "siempre se hizo así" es muestra de poca inteligencia, o de inteligencia irreflexiva, o de dominio ideológico de la realidad. La fidelidad verdadera va de la mano con la creatividad. Se es fiel a los principios y objetivos, aunque debamos modificar la conducta, las acciones. Hacer lo que tenemos que hacer para lograr aquello que hemos decidido alcanzar fielmente durante nuestra vida. 

¿Acaso los padres han de estar cambiando pañales toda la vida? ¿Acaso se resistirán siempre a que vayan solos al colegio? ¿Acaso no modificarán su forma de ser padres durante la evolución de los hijos? Precisamente porque quieren ser fieles padres durante toda la vida, ¿no modificarán cómo actuar según lo vayan necesitando sus hijos? Si la fidelidad es "hacer lo mismo" no dejaremos de cambiar pañales.

No caigamos en la tentación de que la realidad no sea criterio de modificación de nuestra manera de comportarnos. Para ser fieles no hace falta hacer lo mismo que ayer, sino hacer todo lo posible por mejorar el ayer personal y comunitario. Si no cambiamos lo necesario, la fidelidad será rigidez, y dejará de ser fidelidad. 

La mística de la fidelidad es conjugada con la belleza del cambio creativo. 

Esto lo he escuchado estos días en las jornadas de formación continua del clero diocesano. No se trata de cambiar por cambiar, sino cambiar para ser fieles. Precisamente para ser fieles.

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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