EL SEPULCRO ESTÁ VACÍO


Buenos días en esta mañana del primer día de la primera semana. Feliz Pascua.

Nadie lo podía sospechar. Aunque Él lo anunciara, la tragedia fue de tal calibre que hizo barruntar lo peor. Su fama de maestro, de sabio, de señor del tiempo y dueño de la naturaleza, de sanador de males y dolores, todo acabó colgado de la cruz y en un cuerpo muerto entregado a su madre. Un fracaso en toda regla. «Mataron al pastor y se dispersaron las ovejas». Nadie quedó para contarlo. Sólo un par de mujeres.

Al amanecer sus ojos nublados por el dolor y la pena no fueron capaces de soportar el exceso de claridad. Encandiladas por una alegría de sonaba a vida. Resucitó el Señor tal como lo había anunciado. Jesús vive ya para siempre, glorioso, con la gloria con la que el Padre glorifica la fidelidad y el amor hasta el extremo. Ya se ha firmado la buena noticia en un sepulcro abierto y vacío.

La última palabra de todo existir no es la muerte. La virtud estandarte y sentido de toda virtud es la esperanza. Todo ha sido pintado color esperanza. Hay motivo para la alegría. El evangelio ofrece sentido. Gozo y alegría se llama ya a la fuerza divina del amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo.

Feliz pascua de resurrección a todos lo que hoy han despertado al día de los días, al gran primer día. Que nadie nos robe esa alegría.

Feliz Pascua de Resurrección.

Comentarios