La Carta de la Semana (17/03/2017): "CARCA, MUY CERCA..."


Los medios de comunicación y los programas infantiles al servicio de la pedagogía. Eso, entiendo hoy, era el programa «Barrio Sesamos». De sus personajes, mi favorito era Coco. La Wikipedia lo describe como «(…) un monstruo peludo de color azul cuya cabeza recuerda mucho a un Coco partido en dos mitades. (…) flacucho con cuello estirado, tronco informe, largas y lacias extremidades. También es bastante debilucho. No obstante Coco dará el todo por el todo para enseñar a los niños la lección, hasta caer literalmente extenuado». Pues quisiera invitar imaginariamente a Coco a que nos vuelva a recordar la diferencias entre cerca y lejos.

La sociedad interconectada en la que vivimos, en la que si estamos conectados a la red no hay distancia que pueda separarnos, en la que somos casi protagonistas del acontecer diario de todos los rincones del mundo, padecemos, sin embargo, el síndrome de la lejanía. Podemos estas sentados juntos en la sala de espera de una consulta médica y estar conectados con alguien a tres mil kilómetros de distancia y estar infinitamente alejados del cuerpo del que tenemos sentado al lado. Es curioso, pero ocurre. A mí me ocurre. Estar cerca de los que están lejos, y estar lejos de los que están cerca.

Hay acciones que no se pueden hacer a distancia. Podemos estudiar, podemos curiosear, pero aspectos fundamentales necesitan la cercanía del otro. Decía mi abuelo que «(…) amores de lejos, amores de pendejos», y lleva razón, pues el amor, que es decisión y compromiso, necesita de la cercanía efectiva. Nadie perdona de lejos, o colabora con las necesidades de otro a distancia. La Caridad precisa la cercanía, el roce de mi mano con la mano del que necesita de mí, como nos recuerda el papa Francisco.

Un matrimonio, cumbre de la condición del amar humano, necesita de la cercanía de los cónyuges. Nunca nadie podrá estar tan cerca de otro como cuando dos que se aman se convierten en «una sola carne». Nadie estará nunca tan cerca de alguien como un hijo en el seno de su madre, habitando en ella y protegido por su totalidad. Esa cercanía materno-filial es extraordinariamente bella. El amar y la paternidad son los aspectos humanos que merecen mayor cercanía. Con razón decimos de Dios que es Amor y que es Padre. Porque nada puede definir mejor la cercanía de Dios.

Este año, con ocasión del Día del Seminario, la comisión de Seminario y Universidades de la Conferencia Episcopal Española ha decidido establecer como lema para los seminaristas «Cerca de Dios y cerca de los demás». Porque si alguien recibe la llamada de Dios y decide consagrar su vida al ministerio sacerdotal no puede ser distante, no puede estar lejos. 

Que Coco nos recuerde dónde habita Dios.

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