La Carta de la Semana (23/02/2017): "AMARO PARGO"




Su nombre completo fue Amaro Rodríguez-Felipe y Tejera Machado. Vivió casi setenta años, entre 1678 y 1747. Fue comerciante y participó con éxito en la carrera de Indias, logrando una gran fortuna. Sintió una considerable devoción por sor María de Jesús de León y Delgado, a quien conocemos en La Laguna como «La Siervita» al estar su proceso de beatificación abierto en Roma, llegando incluso a financiar su funeral y su sepulcro. Tuvo tres hermanas en el Monasterio de Santa Catalina de Siena, motivo por el que conoció y tuvo contacto con sor María de Jesús. A la oración y encomienda de esta monja natural del Sauzal, se encomendaba en sus largas travesías y en sus negocios e inversiones.

Numerosas iglesias de San Cristóbal de La Laguna recibieron sus generosos donativos, gracias a los cuales hoy podemos contar con obras de arte dignas de significación. Pero lo que más me llama la atención es su espíritu cristiano y su amor al prójimo. Entre las numerosas donaciones que realizó, tuvo una especial preocupación por mejorar la vida de los más pobres de Tenerife, especialmente la mejora de las condiciones de vida de los presos de la cárcel de San Cristóbal de La Laguna. «Estuve desnudo y me vestiste, en la cárcel y me visitaste (…)» (Mt 25).

No se puede ser generoso hacia Dios y ser raquítico con el prójimo. O a la inversa, es difícil descubrir que los otros son merecedores de nuestra misericordia y compasión, y no tener despierta la espiritualidad y el amor a Dios. Y bien estaría que superáramos la mitológica comprensión de Amaro Pargo como el Pirata lagunero amigo de la Siervita, y reconozcamos, como lo reconocen los estudios universitarios serios en el ámbito de la historia, como un generoso propietario que murió sin herederos e hizo de la comunidad objeto de preocupación y solidaridad. Lo demás es novela y personaje del videojuego de piratas Assassin's Creed IV: Black Flag. No nos dejemos atrapar por una versión de la historia manipulada y comercialmente oportunista.

El pasado domingo, en la iglesia del Monasterio de las monjas dominicas del Adelantado, en La Laguna, con el sarcófago que guarda los restos incorruptos de sor María de Jesús abierto para la visita de los fieles con ocasión del aniversario de su fallecimiento, en la homilía de la misa de 11:00, el Capellán de las monjas dijo algo fundamental: la principal vocación de todos es la santidad. Y esa enseñanza la aprendió, sin duda, Amaro Pargo del testimonio de aquella sencilla monja del siglo XVII. Luego uno puede ser médico, abogado, comerciante, maestro o investigador. De esta manera, siempre seremos mejores personas y mucho mejores cristianos, y sin duda, seremos médicos santos, abogados santos, comerciantes santos, maestros santos e investigadores santos.

Que buena falta nos hace a esta civilización en que habitamos.

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