La Carta de la Semana (26/01/2017): "DEMOCRACIA REAL Y POSIBLE"



Hay palabras talismán. Su uso en medio de una conversación facilita la aceptación del mensaje o del discurso. Basta que la usemos para que convirtamos el mensaje en espontáneamente aceptable. Frente a estos términos talismán, otros contienen una carga meta-semántica tal, que su mero uso genera rechazo a todo el discurso. Y esta experiencia es normal, porque el lenguaje es una realidad viva que cambia con la evolución de la cultura de una particular sociedad.

Hablar de participación democrática es un concepto talismán. Todo cuanto se produce como consecuencia de la participación, del consenso de la mayoría, de la libre elección, de por sí y sin discernimiento añadido, se considera bueno y fuente de bondad. Nos tienen que recordar que Hitler fue elegido democráticamente por el pueblo alemán para que generemos cierto nivel de reflexión pre-democrática. Siendo el menos malo de los sistemas en el que las sociedades se han gobernado hasta ahora, creo que nos viene bien no talismanizar el término y, mucho menos, obsesionarnos de manera acrítica con toda forma de participación social.

¿Pueden las mayorías parlamentarias, con su elección libre y democrática, designarle a una sociedad lo que es bueno o malo, objeto de juicio moral? ¿Hay alguna realidad o principios anteriores a nuestra opción personal? ¿Hay límite para nuestra libertad en algún aspecto de nuestra vida, o todo es elegible? Dependiendo de la respuesta a estas preguntas tendremos patologías democráticas, obsesivas y, en ocasiones, socialmente compulsivas.

No todo se puede elegir. Yo no elegí a mis padres, ni elegí mi lengua materna, ni elegí buena parte de mi temperamento. Hay cosas que me han venido dadas. Las leyes naturales no se pueden elegir; están ahí, y es conveniente conocerlas bien para no accidentar la vida.

Un error que se suele dar es la elección o establecimiento por parte de nuestros representantes políticos de aspectos que nos tocas a nosotros, y por otro lado, tienen la tentación de impedir participar en lo que verdaderamente nos correspondería.

Esta reflexión me viene espontáneamente ante el reciente acontecimiento de la toma de posesión e inicio del 45 presidente de los Estados Unidos de América.

Somos libres, pero no todo lo puedo elegir.

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