La Carta de la Semana (19/01/2017): "EL MALTRATO ANIMAL"


El sadismo se define como «la crueldad que produce placer a la persona que la inflige». Maltratar, lastimar, herir, lesionar, son sinónimos que explicitan actitudes sádicas. En definitiva se trata de un acto egoísta que busca un bien para la persona que posee algo de patológico. Ver sufrir a otra persona y no despertar compasión está lejos de la verdad de lo humano. Ver sufrir innecesariamente a otro ser y no evitarlo nos habla de emociones patológicas.

Pero en torno a este tema existen no pocos choques culturales. Para unos, amparados en la superioridad de la persona sobre los animales, minimizan su dignidad; para otros, buscando el bien de los animales, les conceden derechos que son propios e inherentes a los seres humanos. Hace falta mirar con rigor y serenidad, también con exigente responsabilidad humana, este tema. ¿Hasta dónde es legítima la experimentación médica con animales? ¿Hasta qué punto los animales están al servicio de las personas? ¿Hasta qué punto podemos hablar de «derechos» de los animales? Tal vez nos puedan ayudar cuatro números del catecismo, del 2415 al 2418.

«El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura (cf Gn 1, 28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación (cf CA 37-38). / Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri. / Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4). Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas. / Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.»

Quiero repetir estas palabras: «Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrifica sin necesidad sus vidas». O sea, es contario a la dignidad humana cualquier manifestación de sadismo al respecto.

Ser digno exige tratar a los otros con dignidad…

Comentarios

  1. Muy buen artículo carta, aunque sería bueno recalacar que la dignidad de la personas está mucho por encima de los "simios", por ejemplo; y la de los bebés o niños pequeños mucho más que la de los "perritos". En Santa Cruz, hay más y se trata con más delicadeza a las mascotas que a los bebés. Ya que, por lo general, las parejas apenas tienen un niño, pero a ninguna le falta uno o dos perritos, que manchan y molestan: "perrito y móvil". Muchas gracias, un abrazo y que Dios le guarde.

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