La Carta de la Semana (14/09/2016): "¿QUIERES HIJOS INÚTILES?


Hace unos años tuve la oportunidad de conocer a una señora octogenaria que tenía la peculiaridad de poseer un sistema nervioso que le evitaba absolutamente sentir dolor. A lo largo de sus casi noventa años, nunca, nada, le había dolido. Mi primera reacción, y de forma espontánea, fue considerar la suerte que había tenido. Pero ella no opinaba igual. Su patología era provocada por daños en las vías nerviosas aferentes encargadas de transmitir la información sensorial correspondiente al dolor y a la temperatura. Por tanto, había sido incapaz de sentir dolor y de detectar temperaturas extremas, tanto frío como calor, y no era capaz de recordar las veces que se había hecho daño grave sin darse cuenta, incluso con peligro de su vida. El dolor tiene una función reguladora que no debemos olvidar. Evitar el dolor nos ayuda a cuidar la vida y el desarrollo de nuestra persona. Sin la experiencia del dolor, la vida estaría en peligro.

Además, nada se consigue sin esfuerzo, sin cierto grado de sacrificio. Nadie aprende a caminar de manera espontánea y sin las dificultades en su aprendizaje que bien conocen los padres y los abuelos. Caminar, leer, escribir, conducir, etc., son experiencias gratificantes que exigieron en su momento cierto esfuerzo. Si a la mariposa se le evita el esfuerzo de romper la crisálida jamás podrá volar. La dimensión constructiva del esfuerzo, del sacrificio, de la dificultad…; sin duda contribuye al desarrollo de la personalidad. Si se quieren tener hijos inútiles, lo mejor que pueden hacer sus padres es evitarles cualquier tipo de sufrimiento o dificultad. Lo tenemos claro.

A mediado de septiembre celebramos fiesta con ocasión de la exaltación de la Cruz en la que murió Jesús. Desde entonces, la cruz es símbolo de redención, de salud, de salvación. El Cristo de La Laguna, cuya fiesta estamos celebrando, es una imagen preciosa, serena y misteriosa, pero es la imagen del sufrimiento, del dolor y de la muerte. Y su patetismo es motivo singular de fiesta y alegría. Nos recuerda cada 14 de septiembre que lo verdaderamente humano no excluye el dolor, ni el sufrimiento, ni la muerte. Y que aquellos que siembran con la dificultad y el cansancio son quienes cosechan con gozo y alegría.

No hay salvación sin cruz.

Comentarios

  1. Muy bueno y acertado artículo,D. Juan Pedro. Envidio su capacidad de síntesis y claridad. Incluso hay muchos cristianos cristianos que aspiran a un "Cristianismo sin Cruz". De ahí mi criterio de educar a los niños para el dolor y el sufrimiento.con el deseo de que Dios le guarde. Un abrazo

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