La Carta de la Semana (11/08/2016): "EL VALOR DEL TIEMPO"


Lo decimos, lo repetimos, nos lo terminamos creyendo... Siempre algo -o alguien- nos despierta contradiciendo la aparente cereza. "No tengo tiempo para eso". No se trata de una reflexión filosófica sobre la naturaleza del tiempo, o una aproximación psicológica sobre la percepción del mismo. Es algo mucho más sencillo. Tenemos tiempo porque el tiempo es un don. Somos dueños -administradores, mejor- de un tiempo que hemos de emplear de manera inteligente y disfrutar de él como lo que es: ocasión, posibilidad, regalo, espacio de crecimiento, posibilidad de solidaridad, etc. El tiempo es un tesoro que sí tenemos, que administramos, del que somos responsables y del que, estoy convencido, se nos pedirá cuenta como del amor que hemos puesto en cuanto hicimos en nuestro tiempo.

Algunos perdemos el tiempo. Como si se nos cayera del bolsillo sin percibir que no es una realidad estática que podemos guardar en una caja fuerte existencial. Lo perdemos por inactividad, o en actividades absurdas. Dedicamos nuestro tiempo a perderlo. Como niños que juegan y se esconden de aquel que cuenta con los ojos cerrados hasta que grita: "tiempo". Reducir la vida a tiempo contado para escondernos de la realidad en un juego de lo políticamente correcto.

No tenemos tiempo de decir "te quiero", porque repetir lo que ya se sabe es perder el tiempo. No tenemos tiempo de "pedir perdón", porque hemos definido a algunas personas como personas con las que no vale la pena perder nuestro tiempo. Y otras muchas lindezas de nuestra extraordinaria organización del tiempo que nos mantienen ocultos mientras el niño que fuimos sigue contando con los ojos cerrados, apoyado al viejo tronco de un pino quemado.

Tenemos mucho tiempo. Y tenemos tiempo para todo. No sólo porque escribo desde la certeza de que somos seres llamados a la trascendencia y que después de esta vida temporal nos aguarda un espacio de eternidad definitivamente divina, sino porque el tiempo que llevamos en los bolsillos de nuestra temporal existencia da para más de lo que creemos. La necesidad de despertar del juego es real. Necesitamos que se nos ayude a darle una nueva dimensión al tiempo de espera lleno de posibilidades hermosas.

Sólo se aburre quien pierde el tiempo. Y mira que es absurdo: perder lo que has recibido como don y quejarte de que no tienes tiempo. Cuánta razón encierra la reprensión del apóstol Pablo cuando nos advierte: "... tan ocupados en no hacer nada". Y esta ocupación la llenamos de prisas de tal forma que nos escondemos detrás de la prisa para no reconocer el tiempo. 

Qué tontos somos... Dicen que es obra de Dios la creación del tiempo. La obra humana es, sin duda, la prisa.

Comentarios

  1. Muy buen artículo, don Juan Pedro. A pesar de mis años es una de mis luchas diaria, el"aprovechamiento del tiempo" para ofrecérselo al Señor. Si me permite, en esta ocasión, usted debiera ¡aprovechar el tiempo cuidándose! Que Dios lo guarde. Un abrazo,

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  2. Muy buen artículo, don Juan Pedro. A pesar de mis años es una de mis luchas diaria, el"aprovechamiento del tiempo" para ofrecérselo al Señor. Si me permite, en esta ocasión, usted debiera ¡aprovechar el tiempo cuidándose! Que Dios lo guarde. Un abrazo,

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